A las puertas de una libertad plena

La determinación de experimentar una transformación profunda y duradera es nada más que suya. Decídase.

Fernando Alexis Jiménez| Director del Instituto Bíblico Ministerial

Aunque el lugar era lóbrego y en las paredes de sus pabellones se encerraban historias de dolor y tristeza, el campo de concentración de Auschwitz estaba rodeado de amplias praderas y árboles frondosos que se levantaban majestuosos hacia el cielo, como si estuviesen desafiando la ocupación nazi y la desolación que dejaban a su paso.

En el complejo de exterminio que la historia recordará con horror, millares de hombres y mujeres miraban en la distancia para comprobar que estaban a escasos metros de un paisaje encantador, con una pradera infinita que se fundía en un cielo con múltiples degradaciones de azul, en primavera, o de color gris plomo, cuando llegaba el invierno. Sin embargo, los muros de alambre que rodeaban aquel lugar, los separaban de esa inmensidad.

Cracovia y sus alrededores lucen hermosos hoy. Los campos de concentración son cosa del pasado. Igual, la tristeza y los malos momentos quedan en el ayer, cuando somos rendimos por Dios. Usted y yo como los judíos prisioneros de antaño, estamos a pocos pasos de distancia de nuestra paz interior y de la realización plena. ¿De qué manera? Llevando nuestras cargas al Señor Jesucristo.

Nuestro amado Dios y Salvador dijo:

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.» (Mateo 11:28 | NVI)

Haga un alto en el camino. Reflexione. Está a las puertas de ser libre para comenzar una nueva vida junto a su cónyuge, junto a sus hijos, junto a sus padres, hermanos y, en general, aquellos con quienes interactúa diariamente.

La determinación de experimentar una transformación profunda y duradera es nada más que suya. Decídase. Prendido de la mano del Señor Jesucristo, obtendrá la ayuda necesaria para lograrlo cada día.