Hay dos elementos que van de la mano cuando se atraviesa un período depresivo. El primero, estar dispuesto a consultar un médico y, el segundo que reviste singular importancia, volver la mirada a Dios. Cuando lo hacemos, entregamos en Sus manos, todas las cargas que venimos arrastrando.
Se la conoce como una enfermedad silenciosa. No es solamente una tristeza profunda que se maneja con una actitud positiva. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien atraviesa un cuadro de depresión experimenta tristeza, irritabilidad, sensación de vacío, una pérdida del disfrute de la vida o el desinterés en diferentes actividades, la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas.
El estimativo científico es que aproximadamente 280 millones de personas padecen depresión en todo el mundo, lo que representa un 3,8% del estimado de la población, según la OMS. Los episodios amenazan con tornarse recurrentes.
Generalmente quienes enfrentan esta situación, dejan de ser funcionales. “Mis días se tornan eternos, grises”, confesó Ana Lucía, una ama de casa que, sin saber cuál era la causa real de su desesperanza, llegó a contemplar la posibilidad del divorcio.
Karen Martínez, miembro del Comité de Salud Pública Asociación de Ansiedad y Depresión de Estados Unidos, una organización dedicada a la prevención, el tratamiento y la cura de varios trastornos como la ansiedad y la depresión, lo explica en los siguientes términos: «Cuando hablamos de la depresión, aludimos a una tristeza persistente que no te deja funcionar en la cotidianidad«.
De acuerdo con la especialista, las razones pueden ser múltiples: La respuesta a un evento de pérdida que experimenta una persona, la pérdida de una persona cercana, una decepción, o algo que pueda hacerla cuestionar sobre el sentido de la vida, de si hay esperanza y de si debe seguir adelante.
Hay quienes, en estas etapas críticas, no pueden levantarse de la cama; bañarse es todo un reto y, en muchos casos, no quieren salir de la habitación. Comer se vuelve un desafío porque el apetito se pierde progresivamente y la esperanza de un futuro no existe.
ENFRENTE LA DEPRESIÓN
Uno primer gran paso, es admitir que algo está ocurriendo. Y ese “algo” no es normal. Así las cosas, lo ideal es acudir al médico. El profesional direccionará la ruta a seguir.
Recuerde que no se trata de salir como consecuencia de “voluntad”, porque interiormente hay factores diversos como el estado emocional, que convergen para convertir cada jornada en algo difícil.
En ese orden de ideas:
- Asumir que renunciar a todo y a todos no es el camino, como tampoco, pensar en “soluciones” extremas como el suicidio.
- Procurar asumir el control de los pensamientos porque, durante la depresión, el cerebro está “apagado”. Sencillamente pareciera que no quiere funcionar.
- No auto juzgarse, partiendo de la base que alguien que tiene una percepción negativa de sí mismo y con carencia de valor, asume que el resto lo ve de la misma forma y se aísla socialmente.
- Tener claro que la depresión es una afectación más común de lo que imaginamos.
- Mirar el entorno. Se cuenta con familiares y personas que le valoran. Quizá se ha pasado inadvertido el asunto.
- Hacer un alto a una vida descontrolada, si se ha tenido, porque es uno de los factores detonantes al sentimiento de culpa. También la sobrecarga de trabajo, la sobreprotección a los demás y querer resolverles los conflictos a todas las personas.
- De la mano con consultar a tiempo con un facultativo que le oriente sobre lo que, médicamente está ocurriendo, hay un aspecto que ayuda muchísimo, la oración.
Cuando vamos al Padre celestial, podemos entregarle todo lo que alberga nuestro corazón y que, emocionalmente, nos hace sentir mal.
Recuerde las palabras del Señor Jesús:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-30 | RV 60)
Él Señor nos conoce desde cuando estábamos formándonos en el vientre de nuestra madre y, por tanto, sabe cómo nos encontramos y de qué manera ayudarnos:
«Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender.» (Salmo 139:1-6 | RV 60)
NO DEPENDA EMOCIONALMENTE DE NADIE
Todos somos únicos e irrepetibles. Es una realidad que no podemos desconocer ni olvidar. En ese orden de ideas, ocupamos un espacio valioso que Dios nos concedió desde antes de la creación del mundo y tenemos un propósito eterno que cumplir, durante nuestro tránsito terrenal.
Sobre esa base, una de nuestras prioridades debe ser la de vivir para el Señor, desarrollar intimidad con Él para que nos guíe en cada nuevo paso y no depender emocionalmente de nadie, procurando que su aceptación, fortalezca nuestra autoestima. Sería un grave equívoco.
Ahora, en el proceso de superar la depresión, es esencial el apoyo del entorno familiar. Karen Martínez, miembro del Comité de Salud Pública Asociación de Ansiedad y Depresión de Estados Unidos:
«Para ayudar a una persona con depresión es necesario demostrarle afecto y preocupación, apoyo y demostraciones de amor. No cuestionarle de manera inmisericorde, sino procurar ponerse en sus zapatos, para ver la realidad desde la óptica de esa persona.”
En medio de las circunstancias que esté viviendo, no olvide que es esencial permitir que Jesucristo tome el control de su vida y su hogar. Puedo asegurarle que su existencia no será la misma. Ahora le invito para que asuma el hábito de hablar con Dios cada día mediante la oración, leer la Biblia para entender qué principios de vida nos traza allí y acercarse a la congregación cristiana más próxima a usted.
© Fernando Alexis Jiménez – Ministerios Vida Familiar – #RadioVidaFamiliar
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